miércoles, 31 de agosto de 2011

Bienes Comunes / Campaña Nacional por la Vida y la Salud contra el uso de Agrotóxicos

El Instituto de Estudios y Formación de la CTA forma parte de AMUYEN (Programa Mercosur Social y Solidario) que junto a otras organizaciones sociales lanzaron una campaña contra el uso de los agrotóxicos.

Basada en la información, primer paso para la toma de conciencia y la participación, la Campaña contra el uso de agrotóxicos explica por qué decirles no.

La expulsión de miles de campesinos de sus tierras y las graves enfermedades que causan son las principales razones de la lucha por la vida, pero también es importante saber que muchos de los alimentos que consumimos mantienen parte de sus venenos en su interior.

"Cada año se rocían más de 300 millones de litros de agrotóxicos sobre nuestros campos. Estas fumigaciones afectan directamente al menos a 12 millones de personas, que reciben estos venenos sobre sus casas, escuelas, parques, fuentes de agua, predios deportivos, lugares de trabajo: sobre sus vidas", explican los integrantes de la Campaña Nacional por la Vida y la Salud contra el Uso de los Agrotóxicos (www.contralosagrotoxicos.org).

La CTA, junto a otras organizaciones como el Movimiento Nacional Campesino Indígena, el Centro Nueva Tierra, el Foro de Radios Comunitarias, entre otras, forma parta de esta campaña que lucha por la defensa de la tierra y de la vida. La información y la denuncia son los primeros pasos en este camino. "Está comprobado que los alimentos rociados con agrotóxicos mantienen parte de estos venenos en su interior. Sin embargo no existe información adecuada que nos permita decidir qué comemos y qué no", alerta la campaña en relación a la alimentación.

Los agrotóxicos contaminan el agua, el aire y el suelo dañando el medio ambiente de manera irreversible; además las fumigaciones expulsan de sus tierras a campesinos y pueblos indígenas e impiden que se desarrolle otra forma de agricultura: "Las familias que quieren desarrollar una agricultura sostenible no pueden hacerlo porque estos venenos queman sus cultivos y matan a sus animales".

A la expulsión de comunidades enteras de sus territorios se suman las graves enfermedades que causan estos venenos: nacimientos con malformaciones, abortos espontáneos, cáncer, alergias y problemas digestivos son algunos de los daños más comunes, según lo investigado y registrado por médicos de distintas provincias e investigadores de organismos nacionales e internacionales. La campaña llama a la organización y la participación para la defensa de derechos humanos básicos como a la salud y a la vida en un ambiente sano.

En su artículo 41 -informa la campaña-, la Constitución establece el principio precautorio, según el cual ante la sospecha de daño o perjuicio a la salud y al ambiente causado por la aplicación de agrotóxicos debe prohibirse hasta que se demuestre lo contrario. "Estas y muchas otras normas de carácter internacional hoy no se están cumpliendo", denuncian los integrantes de la Campaña quienes sientan sus bases sobre la seguridad de que es posible producir sin venenos. "La agricultura familiar campesina así lo demuestra. Los campesinos y campesinas, históricos productores de alimentos, producen de forma agroecológica, que no daña el ambiente y nos provee de alimentos sanos y diversos. Estas experiencias necesitan el apoyo de políticas públicas que promuevan tecnologías para desarrollar la producción y faciliten la comercialización de estos productos".

La defensa de la soberanía alimentaria es otro de los ejes de la organización contra los agrotóxicos: "Los millones de pesos que genera la exportación de soja y otros monocultivos no alcanza para reparar el daño que se está causando a quienes viven en el campo y a los consumidores que, sin saberlo, están comiendo alimentos envenenados".

* Equipo de Comunicación de la CTA Nacional

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